Por Guillermo Alvarez
Si algo demostró la trigonometría es que en un triangulo equilátero, (un polígono de tres lados iguales), y tres ángulos idénticos de 60 grados, este triangulo es simétrico a sus tres alturas. Es lo mismo que si “a” es igual a “b” y “b” es igual a “c”, por carácter transitivo “c” es también igual a “a”.
Y es ello lo que ocurre con ciertos políticos y personalidades públicas que trabajan en departamentos estatales, en la Florida y particularmente en Miami. Si el alcalde municipal es un funcionario corrupto, lo mas probable es que el administrador de la ciudad también lo sea y pudiera ser que algún comisionado igual. Por tanto, de ser así, ellos compondrían la citada figura geométrica.
Por supuesto que hablo de “probabilidades”, una ley existente y que ocasionalmente funciona. Y en estos tiempos, como en cualquiera, hay rasgos de esa palabra llamada “corrupción”. Veamos: Hace apenas unos días, en los finales de septiembre ultimo, el actual Alcalde de Miami, Tomas Regalado, quien sustituyo en el puesto al anterior Carlos Álvarez, --a petición de los votantes y por amplia mayoría--, contrato los servicios de un abogado para lidiar con una investigación estatal, que le imputa cargos relacionados con las finanzas de su campaña en el año 2009.
Entre las irregularidades que la Policía Federal de la Florida (FDLE) investiga, están casi $40,000 dólares que “misteriosamente”, aparecieron al final de su campaña, cuando ya se había vencido el plazo para recibir nuevas contribuciones. El actual alcalde al menos admitió, que había aceptado $8,000 dólares procedentes de personas y empresas radicadas en Republica Dominicana (lo cual es ilegal bajo las leyes estatales y federales en los Estados Unidos). Y de todas maneras, los votantes de Miami, habían iniciado antes de todo esto, una campaña para pedir la revocación de su cargo del Sr. Regalado, entre otras cosas, por la disminución de empleos y los intentos de hacer pagar a los contribuyentes con el aumento de los impuestos, la reducción de gastos en su territorio.
Lo mas indignante de todo fue las rebajas en las nominas de un buen numero de bomberos y oficiales de la policía, debido a la –supuesta—imposibilidad de seguirles pagando a todos, en una ciudad donde los robos en viviendas y comercios aumentan cada día, al igual que los incendios, algunos por accidentes caseros y otros provocados para cobrar los seguros. Lo cual no quiere decir que los agentes del orden actúan precisamente como “ángeles”, pues las quejas de la población respecto al mal trato con personas de cualquier edad aumentan en todo el país.
Recientemente, tras llegarse a un acuerdo con el Sindicato de la policía, la comisión de Miami debatió un presupuesto final de $479 millones para el próximo año fiscal. Pero resulta que a la referida cita, duradera hasta altas horas de la noche en el Ayuntamiento, del publico solo asistieron un activista de Allapattah, dos administradores de una agencia que provee comida y servicios a personas de la tercera edad y varios residentes que respaldan al Panel Civil de Investigaciones (CIP), cuyo presupuesto de $464,000 dólares es utilizado para investigar las quejas contra la policía.
Para no hacer aun mas larga la cadena de corruptos, recientemente fue detenido nada más y nada menos, que el jefe de la oficina en Miami, de la Policía de inmigración que apresa y deporta a inmigrantes indocumentados y delincuentes involucrados en contrabando. Y ello bajo cargos de posesión y distribución de pornografía infantil a través de la internet.
Anthony Mangione de 50 años de edad, gozaba de reputación como luchador contra la corrupción, el contrabando, peligrosos delincuentes extranjeros y precisamente, con los sospechosos de recibir, poseer y distribuir pornografía infantil.
Así las cosas, seguir escarbando en los temas sobre corrupción que a diario aparecen en la prensa plana o en la radio y la televisión, seria como abrir una Caja de Pandora. Al final se encontrarían casos más desconcertantes y vergonzosos aun. Muchos en los cuales zambullirse, seria mas peligroso para los involucrados que buscar un barco perdido en el Triangulo de las Bermudas, o sea, en el mismísimo Triangulo de la corrupción política.
Fuentes: El Nuevo Herald
