Feliz Navidad

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domingo, 28 de agosto de 2011

DEMOCRATAS Y REPUBLICANOS=MONTESCOS Y CAPULETOS

Por Guillermo Alvarez


Se mastican pero no se tragan; semejan pirañas de tierra y se consideran más temibles que el tiburón blanco. Al final son la misma cosa: un puñado de hombres bien pagados, integrados en el honorable Congreso de los Estados Unidos de América, que además de frenar o dar vía libre al Presidente del país, y aprobar o desaprobar sus propuestas para conflictos nacionales e internacionales, obstaculizan ideas que contribuyen al mejoramiento de la propia ciudadanía.
El Congreso de los Estados Unidos es una entidad depositaria del poder legislativo de la nación americana y al mismo tiempo un órgano bicameral, compuesto por la Cámara de Representantes y el Senado.
Pero el artículo primero de la Constitución de la nación pone todos los poderes legislativos del Gobierno Federal en el Congreso. Y entre sus potestades está regular el comercio interestatal e internacional; elaborar las leyes; mantener las Fuerzas Armadas y declarar las guerras. Y además tiene la prerrogativa de hacer todas las leyes necesarias y propias para ejecutar poderes futuros (lo que se conoce como la “Cláusula elástica”).
Toda esa autoridad es la que posibilito al ex presidente George W. Bush, declarar dos guerras consecutivas: Afganistán, primero, tras las huellas del líder de Al Qaeda Osama Bin Laden, autor del derrumbe de las torres gemelas de Nueva York en el año 2001, uno de los crímenes mas grandes sufridos por el pueblo americano y mas tarde a Irak, para capturar al presidente y tirano Sadam Husseim.
Grandes batallas en las que dejaron en el camino sus vidas, miles de jóvenes militares inexpertos de los Estados Unidos; veteranos de guerras anteriores, pese a sus experiencias acumuladas. E incluso inmigrantes ilegales alistados en el ARMY que igualmente ofrendaron sus vidas en dos guerras innecesarias.
Recientemente y aunque no de forma directa, ya bajo la tutela del Presidente Barak Obama, Estados Unidos se ve envuelto en otra contienda bélica, como parte de la OTAN, para sacar del poder a otro tirano, el presidente libio Muamar El Kadafi. Una guerra que igualmente deja miles de muertos inocentes entre la población de ese país árabe.
Antes de esto, el titular de la Casa Blanca tuvo un buen momento de gloria que elevo su popularidad en toda la Unión –desacreditada por promesas no cumplidas, pero precisamente desaprobadas por el Congreso--. No obstante todo el dinero derrochado en Afganistán, mas la muerte de miles de soldados y personas inocentes, fue insuficiente para atrapar al asesino líder de Al Qaeda, misión que logro Obama, con un puñado de hombres de un destacamento especial: Los Navy Seal.
Pero si de algo se ha ocupado el Congreso, es de vetar, primero, la propuesta de legalizar a los 12 millones de inmigrantes que viven en un limbo legal, lo cual hace que muchos estudiantes llegados aquí de pequeños, con sus padres ilegales, no puedan alcanzar el deseado “Dream Act” (el acta de los sueños). Y segundo, no aprobar un sistema de atención médica social, planteado por el Presidente Obama,
para todas las familias que no pueden pagar los cada vez más altos costos de un seguro medico. Porque para ello las grandes compañías farmacéuticas y los hospitales privados, verían afectados sus grandes “honorarios”.
Países como España y Canadá lo tienen, pero nadie puede entender ¿porque los Estados Unidos no?.
Aunque el Congreso de los Estados Unidos varia, dependiendo de que republicano o demócrata llegue a la presidencia, este se deriva del Primer Congreso Continental, en 1774, una reunión de representantes de 12 de las 17 colonias de Gran Bretaña en Norte América.
Durante la guerra civil, el dominio del Congreso fue republicano y durante la larga administracion del Presidente Franklin Delano Roosvelt, los Demócratas lideraron las dos cámaras del Congreso y se mantuvieron en el poder durante 40 años.
De un modo u otro, unos arriba, otros abajo, Demócratas y Republicanos han realizado el papel de Montescos y Capuletos de la obra de Shakespeare, unos justificando a Romeo y los otros a Julieta. Vaya manera de sostener el poder, en el país más poderoso por su hegemonía, del mundo.





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