TERQUEDAD O TORPEZA?

                                        Por Guillermo Alvarez

       …De suerte que  para la estupidez no existen calmantes,  de lo contrario ya se hubieran agotados todos en las farmacias de Miami y de muchas otras localidades de los Estados Unidos con las compras de los congresistas Mario Díaz Balart , Marco Rubio y David Rivera y sus acólitos y hasta por muchas otras personas del exilio cubano.

                    El panorama resulta aterrador, primero porque las necias ideas de los políticos  (pseudos cubanos)-americanos, de retornar a las practicas  no menos absurdas del ex Presidente George W. Bush, cuando durante su mandato redujo los viajes de los cubanos a la Isla a una vez cada tres años y los envíos de remesas  a $300.00 en cada trimestre. Seria como aplaudir el retorno de la Inquisición.

                     No me imagino a la iglesia de hoy persiguiendo hasta la muerte a los que no quieran creer en sus dogmas de fe. O de nuevo las cruzadas; las bulas que autorizaron a quemar herejes en la hoguera. La rivalidad entre dominicos y franciscanos; los manuales de instrucciones para inquisidores y la aniquilación de los Templarios.

                   O del mismo modo las persecuciones de judíos; los juicios post-mortem contra los herejes, Los “fraticelli” franciscanos sospechosos de herejía; los Autos de Fe; la casa de brujas; el juicio contra Galileo Galilei y la censura de libros.

                  Somos un pueblo dividido en dos exilios aparentemente iguales. Unos con el deseo de que nuestros familiares de la Isla,  con la ayuda económica que podamos enviarles, puedan disfrutar, aunque sea desde acá el pan nuestro de cada día y otros con un concepto antihumano, casi homogéneo al de la historia y legado del Santo Oficio, de Inocencio III a Juan Pablo II.

                  Un exilio gerontológico, casi antediluviano y otro apócrifo, dentro del cual subsisten también diferentes contrastes. Pero al menos en el que abunda una mayoría  que aboga por el respeto a la tierra que los vio nacer y a los familiares que siguen en ella.

                  Porque si algo resulta totalmente imposible es el hecho de que un pueblo entero emigre, aun cuando dentro de su casi 12 millones de habitantes existan quienes no necesitan, ni ayuda del exterior, ni quienes quieran abandonar el país por la causas que todos conocemos: una innegable crisis económica asfixiante, que pone al borde de la desesperación a cualquier persona, no importa la edad, producto todo ello de un estatismo político generado por errores históricos. Muchos de ellos a la cuenta de quienes ya no detentan el poder y de otros que aun continúan deteriorándolo.

                  Pero nada de ello les da derecho a ciertos políticos –como los que cito al principio --, de hacer leña de un árbol ya hace mucho rato caído. Primero porque muchos de ellos nacieron aquí o vinieron pequeños de Cuba con mama, papa, nene y quizás hasta sus mascotitas. Segundo,  porque ninguno sabe nada de Cuba. Probablemente no se imagina siquiera el pueblo donde los progenitores vinieron al mundo.

              Y por ultimo porque aun no se han dado cuenta de que durante los 52 años del triunfo de la Revolución, ninguna administración americana ha podido cambiar el curso de la historia, solo asfixiar aun mas a un pobre pueblo apenas a 90 millas de nuestras costas, que corre ahora el riesgo de padecer nuevos ahogos y para el cual el único oxigeno que podemos brindarle es precisamente nuestra ayuda económica y en alimentos.

                 No le hagamos el juego pues a la politiquería barata del trío Balart-Rubio-Rivera, porque al final del camino, ninguno tiene nada que ver con el pueblo cubano de la Isla..